viernes, 13 de febrero de 2009

Derivas circulares en el tiempo

Era de esperar, estimados amigos de Mondo Cane. Sabiendo como saben ustedes del alto grado de seguimiento que tiene éste su blog entre las altas esferas del poder, era inevitable caer rendidos ante los cantos de sirena que imparablemente nos llegaban desde las más altas cumbres del culturetismo madrileño. No, no piensen ustedes que nos hemos lanzado al espionaje político, cosa que Pirracas se ha pensado muy seriamente dados los últimos acontecimientos. Al contrario, amigos nuestros: nos hemos puesto a trabajar en el centro artístico más flamante de la madre patria. Algo que sin duda les sorprenderá no por las tan altas cimas logradas, sino por ver asociada la palabra "trabajar" a éstos sus redactores.

Sorpresa suya, que no nuestra, porque la misma víspera de nuestra andadura circular nos llegó una clara señal del Aldilá que Calcapeitos, siempre con la puerta abierta a lo desconocido, captó de inmediato. Aunque, a decir verdad, no lo tenía difícil porque el emisario esotérico no era otro que Paul Naschy. Así cualquiera.
.
Nos explicamos. Paladeábamos hace unas semanas en nuestra redacción una infecta copia de El francotirador, esa versión castiza de Taxi Driver pero en mejor en la que el bueno de Jacinto, traumatizado por la muerte de su hija en un atentado frustrado hacia el Generalísimo, viaja a Madrid con la intención de pegar un tiro al Caudillo en plena demostración sindical del 1 de mayo. Cuál sería nuestro estupor cuando el francotirador, en sus desvelos que traduce en paseos sin rumbo por la capital meditando su plan, se gira repentinamente al circular por la calle de Alcalá y, cegado por esa luz como de origen fotoatómico, fija su mirada obsesivamente en el edificio que ocupa la ilustración.


Y no, no nos referimos a ése de tan estilizada decoración folclórica en su fachada que era en tiempos sin duda mejores sede central del partido único (y que, en pleno giro lampedusiano, ha sido sustituida por el Blanquerna y hasta por la sede central de la EMI -there is no reason why-). Sino al de al lado, al del fascinante arquitecto Antonio Palacios, que ha sido siempre nuestro punto de referencia en el Foro, que acogió una entrañable cheka en los años de la revolución social -como no se cansa de recordar TeleMadrid cada vez que algún escritor de tendencias no ultramontanas presenta un libro en la sede- y que ahora acoge el punto cultural de mayor solera de este país. Pues allí que estamos. Trabajando, por decir algo.

En efecto, lectores de Mondo Cane: algún insensato ha dejado en nuestras manos la programación de la única sala de cine decente que queda en esta ciudad. Lo sucedido a continuación comienza a asemejarse al apocalipsis: si nuestra primera decisión fue organizar un más que merecido homenaje a Stelvio Cipriani, compositor de la banda sonora maximum r'n'b de La invasión de los zombis atómicos, las siguientes derivas han circulado hacia una retrospectiva del free cinema inglés y un monográfico integral de Buñuel que no pudo hacer ni el Festival de Berlín hace un par de años. Esto para arrancar, porque se avecinan proyecciones descomunales de nuestra pinícula favorita (Shoah, claro), el estreno mundial de la película más esperada del año y hasta de un Pasolini completamente inédito, una muestra del cine blaxploitation más macarra, y con un poco de suerte hasta a un cine de verano instalado en la azotea del edificio más molón de todo Madrid. Que se va a inaugurar, comme il faut, con un ciclo de cine bizarro italiano que no se lo salta un gitanaco. Eso si la Dirección de esta santa casa no nos echa antes, cosa que nos tememos va a suceder en breve dado que nuestro cine estaba antes ocupado por wongkarwais, kinkiduks y coñazos similares que tanto gustaban a los gafapastas habituales que, huelga decir, han desertado rápidamente de nuestra sala. Pero que nos quiten lo bailao: proyectar en un cine en 35 mm. y en V.O.S. una copia excelente de El manantial ya ha garantizado un lugar de honor en el pudridero del Escorial a nuestros cadáveres, rigurosamente vestidos con hábitos franciscanos. Y por supuesto, exquisitos (o excelentísimos, dado que pronto proyectaremos también el incontestable capolavoro de Francesco Rosi).

Ya lo ven ustedes, amigos: partiendo de la nada hemos alcanzado las más altas cotas de la miseria, como decía el otro. Pero la verdad, con lo que nos ha gustado siempre a nosotros hacer proselitismo entre las masas, no se nos ocurre ocupación mejor. Al menos de momento. Y otro día les contamos cómo dentro de poco Mondo Cane se va a casaputas a ver a este imparable señor que tan grandes momentos nos está dando últimamente.

Ateo gracias a Dios

Jean-Claude Carrière.- No le gustaba escribir. No sabía, no podía dibujar (...). Era un cineasta de nacimiento, yo diría, y encontró con el cine su propio modo de hacer cosas, de decir y de enseñar cosas. De haber nacido en el siglo XVII, ¿qué hubiera hecho Luis Buñuel?

Juan Luis Buñuel.- Carnicero.

El último guión. Buñuel en la memoria
(Gaizka Urresti y Javier Espada, 2008)