jueves, 30 de agosto de 2007

La vida es ansí

"Me destinaron a una batería antiaérea manejada por algunos españoles y varios voluntarios checoslovacos de las Brigadas Internacionales. Nos dirigimos hacia Segorbe. Después de pasar Sagunto paramos a hacer un corto descanso y una paella. Cuando nos disponíamos a meterle mano, el Josele, con su clásica voz de sordo, gritó "¡Aviones por el oeste en diresión batería!". Nos tiramos de cabeza a los costados de la carretera y allí, tumbados boca abajo en la pequeña hondonada que formaban las cunetas, aguantamos el bombardeo. La suerte quiso que no hubiera un solo herido, pero una de las bombas alcanzó la paellera. ¡La madre que parió a los alemanes!
Me subí a uno de los camiones que tenía arriba una Oerlikon de balas trazadoras, que yo había aprendido a manejar en los ensayos de tiro, con muy buena puntería. Esperé la llegada de los cazas y comencé a disparar sin respiro hacia el avión que se alejaba. Fui modificando la dirección de los disparos hasta que alcancé al caza, que cayó envuelto en llamas. Creo, sin lugar a dudas, que es el único testimonio que tengo de haber matado a alguien durante la guerra, pero era un alemán de mierda y que se joda. Más se perdió con la paella".
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Gila: Entonces nací yo. Memorias para desmemoriados
(Uno de los libros más impresionantes que hemos leído últimamente, por cierto)

1 comentario:

Anónimo dijo...

En mi casa siempre nos reíamos con Gila, supongo que como en todo el país, o país de países. Creo que representaba a una España pobre y sometida, y a un perdedor universal. La dignidad de Gila sobrevivía a los programas horteras que lo solían rescatar. Antes de morirse lo sacaron en todas partes en plan homenaje. Pero él seguía con ése humor de otra época, tímido y brutal, como un sobreviviente con los ojos inflamados de estupor. El surrealismo para expresar lo innombrable.
Recuerdo de sus historias el pasillo muy largo muy largo,... la trinchera de la guerra,... el teléfono sin cable que anunciaba proféticamente a toda esa gente que habla por el móvil sin tener a nadie al otro lado...
Leeré sus memorias después de la siempre atinada recomendación del can(e).
j.e.e