sábado, 8 de septiembre de 2007

Literatura y agit-prop

Mondo Cane ha acudido esta mañana al kiosko, cosa extraña porque la querencia en esta redacción por la canallesca suele reducirse al Marca y a los periódicos gratuitos que reparten en el Metro. El proceso ha sido complejo, porque nos ha costado horrores encontrar al kioskero, al que tras una larga búsqueda hemos localizado sepultado tras una terrible avalancha de cartones policromáticos correspondientes a las alucinógenas colecciones septembrinas. De todas ellas, nos hemos quedado maravillados por dos: la primera, ya lo saben Vds, es ese esqueleto de dinosaurio montable de metro y medio de altura. Con el primer número, al mísero precio de un ecu, regalan el cráneo de la bicha, con dientes y tó. Irresistible, claro, aunque no tanto como otra colección con la que, ya definitivamente, se nos han caído los palos del sombrajo: ¡la obra completa del ecuánime historiador César Vidal por entregas! que ya avisamos nos vamos a hacer enterita, claro está. Esta primera entrega acarrea la adquisición de la fascinante La guerra que ganó Franco (I) (la II, suponemos, nos llegará la semana que viene) y de la arrebatadora novela Los hijos de la luz, que, como certeramente señala su hoja promocional, es "sobre todo es un canto a dos de los bienes más preciados que tiene el ser humano: la amistad y la palabra", pues no otra cosa supone este libro en el que los revolucionarios antimonárquicos de 1789 son un grupo de señores pertenecientes a sectas satánicas, demonológicas y cosas peores que, en sus ratos libres, se dedican a matar señores por la calle.
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Con nuestras embriagadoras adquisiciones bajo el brazo, nos hemos cruzado con dos ilustres personajes que nos tienen completamente fascinados: el indigente al que el otro día vimos leyendo un libro de Kant suponemos que encontrado en las basuras, y otro homeless que suele llevar una camiseta de la UPV. Pese a la falta de rigor de este último, no podemos evitar nuestra maravilla al verlos dialogando mientras se trincaban un cartón de Don Simón en uno de los bancos de la Plaza de Lavapiés.

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