jueves, 13 de septiembre de 2007

L'ombrello e la macchina da cuccire

Sucedió ayer. Nuestro redactor jefe, sr. Ventoleras, fumaba un pitillo apoyado en la puerta de la Filmoteca. Al rato, sale de ella una pareja que, cosa rara en la calle Santa Isabel, no tenía pinta de estar consumida por el abuso de estupefacientes ni de padecer algún tipo de discapacidad psíquica.
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Ambos se detienen ante el Dr. Ventoleras, le miran atentamente. Él se gira a Ella y le dice: "Mira, un hombre normal, ¿no lo ves?". Ella responde a Él: "Sí, es verdad". Ante la atónita mirada de nuestro colaborador, ambos siguen su camino con indiferencia.
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Y es que, digan lo que quieran, la verdad es que la gracia que hay en Madrid para el piropo no la hay en ningún lado.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Un hombre normal? Parece que hay toda una avalancha de optimismo por la Villa y Corte. O una epidemia como la del libro de Saramago, quién sabe...

Anónimo dijo...

¿Y por qué no proponer a la pareja para el concurso de piropos castizos que se celebra en las fiestas de Lavapiés? Ole la grasssia...